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Entre las asociaciones y federaciones firmantes de este acuerdo se encuentran AECOC, ASAJA y FIAB, entre otras.
La cadena de valor del envase está comprometida con un mayor impulso al modelo de economía circular puesto en marcha en Europa hace casi una década para que en 2030 todos los envases puestos en el mercado sean reciclables y sus residuos sean adecuadamente reciclados y tratados. Así mismo, están comprometidos a introducir avances reales en la prevención y reutilización de los envases.
Las organizaciones que forman parte de la cadena de valor del envase solicitan 3 medidas técnicas para que sean tomadas en consideración en la última fase de tramitación legislativa del Reglamento de Envases y Residuos de Envases, los trílogos, que comienzan el próximo lunes 5 de febrero. Estas medidas, que darían certidumbre jurídica y medioambiental a la economía y a la sociedad europeas, son:
Una legislación armonizada evita barreras a la libre circulación de bienes, además tiene beneficios medioambientales al reducir los costes operativos y administrativos. Las empresas europeas no deberían enfrentarse a requisitos nacionales divergentes en materia de envasado, etiquetado e información ni a prohibiciones de materiales de envasado por país. Pedimos que los objetivos del Reglamento sean comunes y sin margen de que los Estados Miembros puedan modificarlos, estableciendo así certidumbre en la presente normativa.
Existe una gran preocupación por aspectos recogidos en la orientación general del Consejo, que permite a los Estados miembros introducir requisitos nacionales, que romperían la unidad de mercado. Ejemplos de ello serían el considerando 107ª, que recoge que “los Estados miembros podrán optar por aplicar el sistema de depósito y devolución a nivel subnacional”; la posibilidad de introducir requisitos de etiquetado nacional para esquemas de responsabilidad ampliada de productor; o la enmienda, en el ámbito de la regulación de las frutas y hortalizas, que permitiría que se mantengan aquellas normativas nacionales adoptadas antes del 1 de enero de 2024 para que sean los Estados miembro quiénes regulen sobre las excepciones a la prohibición de uso de determinados envases de frutas y hortalizas.
Una de las vías para lograr la circularidad de los envases es la reutilización, pero siempre teniendo en cuenta el ciclo de vida completo del envase, caso a caso y analizando las particularidades y naturaleza de cada sector.
Los envases cumplen una primera función de garantizar la seguridad de los productos, su calidad y el transporte, que es imprescindible. Por esta triple función, la cadena de valor del envase considera necesario que se tengan en cuenta, al menos, dos mecanismos de análisis antes de obligar a un sistema de reutilización de envases. Es esencial considerar estas exenciones como opciones complementarias para proporcionar la flexibilidad necesaria de acuerdo con la amplia diversidad de formatos de envases existentes, que tendrán que ser reciclables y reciclados en 2030. En este sentido, también hay que tener en cuenta la diversidad de modelos de distribución que conviven en Europa y las consecuencias a la implantación de sistemas de recogida y reutilización en cuestiones como la movilidad y contaminación urbana o el uso del agua.
Por todo ello, se considera que:
El último, y no menos importante, punto que se resalta desde la cadena de valor del envase es el artículo 22 acerca de la prohibición de determinados envases. Cada tipo de envase desempeña un papel fundamental, lo que implica que cualquier restricción a la comercialización de determinados tipos de envases debe tener en cuenta la función del envase en cuestión, la disponibilidad de alternativas y el impacto económico y medioambiental de la restricción.
Una de las funciones principales del envase es facilitar el transporte y manipulación en todas las fases de distribución, el artículo 22, se ha convertido, junto con el 26 de reutilización, en uno de los artículos más políticos y menos técnicos, lo que preocupa mucho a las compañías que necesitan concreción y medidas que se puedan llevar a la práctica.
Por ello la cadena del envase considera imprescindible: