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La inflación, los costes energéticos y los conflictos en el transporte dificultan la recuperación total del sector. Acometer la transformación del sector con los Fondos Next Generation y la estabilidad fiscal y legislativa, prioridades para la industria.
La industria española de alimentación y bebidas recuperó en 2021 gran parte de su actividad y ya está cerca de absorber el impacto de la crisis ocasionada por la pandemia, según los datos del Informe Económico de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). El Informe, que recoge las principales magnitudes del sector durante 2021, ha sido elaborado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Precisamente, el secretario general de Agricultura y Alimentación del MAPA, Fernando Miranda, ha valorado la importancia que tiene la industria de alimentación y bebidas en la economía española: “Es la primera industria manufacturera del país y uno de los principales sectores exportadores de nuestra economía. Además, para nosotros es un sector estratégico por el empleo y la riqueza que genera en el territorio rural”.
“A pesar de las dificultades que tuvimos en 2021, con limitaciones sobre HORECA, el turismo y la complicada coyuntura internacional, las empresas y los trabajadores del sector hemos realizado un gran esfuerzo que ha permitido amortiguar, en parte, los retrocesos registrados en el año anterior”, destaca Mauricio García de Quevedo, director general de FIAB.
Una producción que se acerca a los 140.000 millones
La producción real ha anotado un crecimiento del 5,3% con respecto a 2020, el equivalente a 139.655 millones de euros. Así, el sector de alimentación y bebidas ha podido solventar en gran medida el deterioro causado por las medidas aplicadas para contener la pandemia y su actividad solo dista en apenas 600 millones de euros de las cifras de 2019.
Asimismo, el valor añadido bruto (VAB) en 2021 se cifró en 26.660 millones de euros, con un crecimiento del 11,2%. De esta manera, el peso de los alimentos y bebidas sobre el total de la economía se sitúa en el 2,5%, mientras que sobre las manufacturas ha llegado a superar el 19,5%.
La reactivación del ocio y el funcionamiento, aunque de manera intermitente aún durante 2021, de fuentes importante como la hostelería y el gasto asociado al turismo han relajado las cifras de consumo en el hogar que en 2020 vivieron un puntual repunte por el contexto de pandemia. Así, en el periodo enero–noviembre (últimos datos disponibles) el gasto acumulado en alimentación y bebidas en los hogares fue de 67.058 millones de euros, un descenso del -6% con respecto al mismo periodo de 2020.
El aumento progresivo del consumo fuera del hogar se refleja en el comportamiento del gasto medio per cápita, que también cede un -5,8% hasta los 1.453 euros. En los primeros once meses del año, el volumen de productos adquiridos por los españoles se estableció en 587 kg, una reducción de más de 43 kg por persona.
Las pymes, principales afectadas de la crisis
A pesar de los esfuerzos por acercarse a la plena recuperación, el sector ha visto retroceder el número de empresas hasta las 30.260. Las estructuras empresariales más pequeñas han sido las más afectadas, pues, de los 313 operadores que pierde la industria, un total de 201 se concentran en el rango de sin asalariados. Este hecho evidencia la vulnerabilidad de las estructuras más pequeñas, siendo las que menos capacidad de reacción frente a contextos muy tensionados.
Sin embargo, y al contrario que la tendencia mostrada en el resto de la economía, la industria de alimentación y bebidas mejora ligeramente el número de grandes empresas con más de 1.000 asalariados. Esta tendencia confirma el proceso de concentración empresarial que el sector venía revelando en ejercicios anteriores.
Un sector refugio del empleo
La contracción en el número de empresas no tiene su reflejo en el empleo. La afiliación a la Seguridad Social dentro de la industria no solo se recupera, sino que supera los niveles alcanzados en 2019. Así, en 2021 la industria anota una evolución positiva del 2% en el número de afiliados hasta alcanzar un total de 440.600 trabajadores. Esta tasa de crecimiento, aunque no logra situarse a los ritmos de 2019, sí lo hace por encima del resto del total de la industria, lo cual confirma a la industria como un sector estratégico y de gran estabilidad para España.
Un mayor crecimiento en 2021, junto con una menor caída en 2020, ha permitido que el empleo de la industria de alimentación y bebida elevara su peso sobre el conjunto manufacturero y del total de la industria, ocupando el 21,4% y el 19,5%, respectivamente. Es decir, uno de cada cinco trabajadores del ámbito industrial desarrolla su labor dentro del ámbito de los alimentos y bebidas.
Por género, el sector sigue avanzando en términos de igualdad y la tasa de empleo femenino en 2021 ocupa el 39,1%. Hay que destacar que en 2020 (últimos datos disponibles) el 48,1% del empleo generado en I+D en la industria de alimentación y bebidas está desarrollado por mujeres, más de 15 puntos porcentuales por encima del total de la industria.
La directora de Finanzas, Estudios Económicos y Talento de FIAB, Karina Pereira, ha destacado que una de las grandes fortalezas del sector es su capacidad para generar empleo estable y de calidad: “Los datos del año 2021 confirman a la industria de alimentación y bebidas como un sector refugio para el empleo y la estabilidad social. Tras haber sido en el año 2020 el sector que mejor había resistido en niveles de empleo los efectos de la pandemia, este año ha logrado superar las cifras previas a la crisis”.
Los alimentos y bebidas españoles mejoran su presencia en el exterior
De nuevo, el sector repite su actuación en el mercado internacional, apuntando un extraordinario registro de 38.202 millones de euros. La industria española aumenta un 6,7% el volumen de las exportaciones, lo cual se traduce en un aumento del 12,2% en términos de valor. A pesar de los desafíos globales, las empresas ven en la internacionalización una oportunidad para mejorar su competitividad y ya son 19.342 las empresas exportadoras.
Una vez pasado el efecto de la crisis del COVID-19, las importaciones se han recuperado. Sin embargo, la balanza comercial sigue arrojando un saldo positivo de 13.314 millones de euros, un perfil que se mantiene creciente desde 2008.
Por mercados, la UE sigue concentrando el 55% de las ventas al exterior. En la cabeza del ranking permanece Francia (5.371M€), seguido de Italia (4.166M€) y Portugal (3.879M€). El primer socio extracomunitario es China que, ya sin el efecto del porcino, suma unas ventas por valor de 3.446M€. En quinto lugar, se sitúa Estados Unidos (2.284M€) y que registra un gran aumento del 21%, motivado fundamentalmente por el acuerdo de suspensión de aranceles entre este país y la Unión Europea.
Completan la clasificación Reino Unido (2.131M€), Alemania (2.039M€), Países Bajos (1.167M€), Japón (995M€) y Bélgica (742M€). Es destacable el comportamiento de mercados menos tradicionales, como Corea del Sur, Filipinas o Marruecos, con crecimientos en las ventas del que han experimentado incrementos del 63,7%, 96,43% o del 68,11%, respectivamente.
Estabilidad, flexibilidad y fondos europeos para la plena recuperación
Cuando la pandemia del COVID-19 parecía dar paso a un escenario más estable, la economía afronta de nuevo una situación muy exigente debido a la coyuntura internacional. El conflicto por la invasión de Ucrania, el alza progresiva de los costes energéticos y su impacto en las materias primas industriales, junto a las dificultades asociadas en el aparato logístico y al acceso a ciertos insumos, han perfilado un contexto muy tensionado para las empresas.
En este contexto, el sector de los alimentos y bebidas apela a su carácter estratégico como facilitador de bienes de primera necesidad y demandan medidas que den flexibilidad a las empresas, así como entornos políticos y económicos estables que garanticen el funcionamiento de la cadena alimentaria y el abastecimiento de alimentos y bebidas al conjunto de la población dentro de los términos de la unidad de mercado y la mejora de la competitividad.
“Debemos apostar por la certidumbre, la seguridad y la colaboración público-privada para lograr nuestros objetivos como sector y como país, algo que como primer sector industrial está dentro de nuestra vocación y responsabilidad”, añade García de Quevedo.
FIAB destaca también la importancia del PERTE específico dirigido a la industria de alimentación y bebidas, que da cuenta de la relevancia estratégica y vital que tiene el sector como puso de manifiesto el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el reciente acto de presentación en el que además anunció un incremento del Plan en 800 millones de euros.
“A la espera de concretar cómo se concretarán esas ayudas, consideramos que es imprescindible que éstas lleguen a todo el sector, en especial a las pymes, que conforman la mayor parte del tejido productivo de la industria de alimentación y bebidas. El futuro pasa por la sostenibilidad y la digitalización y no podemos dejar a nadie atrás”, afirma el director general de FIAB.