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El Gobierno ha aprobado recientemente el “Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria 2021-2025”, sienta así las bases del sistema de control oficial en España, desde la producción primaria hasta el punto de venta y el consumidor final.
Para el director de Asistencia Tecnológica y Servicios Analíticos de AINIA, Roberto Ortuño, su carácter integral es su punto central ya que es fiel a la necesaria política, “de la granja a la mesa”, de alcanzar a toda la cadena de producción y distribución de alimentos en nuestro país.
Cabe recordar que deriva de un mandato europeo de control nacional plurianual por ello se debe implantar en todos los estados miembros de la UE para garantizar la calidad y seguridad de los alimentos, y los piensos, así como el cumplimiento normativo. “En nuestro caso también se incluyen el control y otras actividades oficiales como la inspección relacionada con la sanidad y el bienestar animal, la sanidad vegetal y la normativa de productos fitosanitarios”, apunta Roberto Ortuño.
"Por muy ambicioso que pudiera llegar a ser un plan de estas características, no podría cumplir sus objetivos sin la aportación de los protagonistas del sector, los propios operadores", según Roberto Ortuño. Quien añade que, en el caso de la industria, este hecho cobra especial relevancia a través de los sistemas de autocontrol.
Para el especialista en seguridad alimentaria, sería imposible que el control oficial fuera oficial sin apoyarse en este tipo de sistemas por dos motivos principales. En primer lugar, debemos tener presente que los servicios oficiales no cuentan, ni sería razonable que contaran, con medios suficientes como para realizar un control eficaz de todos los productos de todos los operadores. El segundo lugar, hay que recordar que cada instalación tiene sus propias particularidades de proceso, maquinaria, manipulación, etc. Por ello cada plan de control debe estar basado en un análisis de peligros específico para esa instalación en concreto.
El control oficial se dirige a controlar o auditar para garantizar que los sistemas de autocontrol de las empresas son adecuados y están eficazmente implantados. Desde el punto de vista del control analítico, tampoco los servicios de control oficial contarían ni de lejos con medios suficientes, entrando en juego para ello la oferta que desde laboratorios especializados ofrecen para los sistemas de autocontrol de las empresas, apunta Ortuño.
El directivo de AINIA destaca en este punto: las garantías que ofrece la acreditación de estos laboratorios que, aunque no sea estrictamente necesaria en todos los casos, sí que debe ser valorada favorablemente por los responsables de calidad y seguridad alimentarias de las industrias, y conviene exigirla al menos en los parámetros de mayor criticidad, ya que la acreditación es una garantía de fiabilidad y reconocimiento de los resultados analíticos, al mismo nivel de exigencia que se aplica a los controles oficiales.
El Plan consta de una parte general en la que se describen los principios orientadores en los que se ha basado la redacción del plan, la organización territorial y la distribución de competencias entre las distintas administraciones, estableciéndose cuatro objetivos:
El primero, destinado a la producción primaria, pretende reducir los riesgos para la salud de las personas, los animales o las plantas, a través del cumplimiento por los operadores implicados en la producción primaria, de la normativa aplicable en seguridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y bienestar animal.
El segundo, sobre la industria alimentaria, va dirigido a reducir los riesgos para la salud de las personas, presentes en los alimentos, asegurando el bienestar de los animales destinados al sacrificio para el consumo humano, mediante la organización de controles oficiales en establecimientos alimentarios, y verificar el cumplimiento por parte de los operadores de la normativa aplicable en seguridad alimentaria, nutrición y bienestar animal.
El tercero está especialmente dirigido a productos de calidad diferenciada, producción ecológica y establecimientos comerciales. Su objetivo: garantizar la consecución de un elevado nivel de calidad alimentaria de los productos agroalimentarios, intensificar la lucha contra el fraude alimentario.
Por último, el relacionado con las importaciones de terceros países y nuestras exportaciones, que se concreta en reducir los riesgos para la salud de las personas y sus intereses, la salud de los animales o las plantas. Así como ofrecer garantía sanitaria y fitosanitaria de los vegetales, productos vegetales y animales, objeto de exportación.