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La clave para mantener y garantizar sus propiedades prácticamente intactas reside en la ultracongelación, que permite que el producto pase en pocas horas de estar en la huerta a estar congelado listo para consumir.
En torno a las propiedades nutritivas de las verduras congeladas han girado muchos mitos, sin embargo, ya son varios los estudios que han demostrado cómo, gracias al proceso de la ultracongelación, se preservan prácticamente intactas sus propiedades.
“El proceso que siguen las verduras congeladas es un gran desconocido para la población” afirma Álvaro Aguilar, secretario general de ASEVEC. La principal diferencia entre una verdura fresca y una congelada es que, la segunda “se congela a gran velocidad y en continuo movimiento para conservar la calidad, sabor y valor nutricional del producto. El proceso se realiza con aire a - 40ºC, que permite que el producto alcance rápidamente la temperatura de - 20ºC, evitando así roturas de tejidos y pérdida de fluidos” explica.
El último estudio sobre esta materia, publicado en 2017 por la Universidad de Georgia, ha analizado durante dos años diversas verduras (brócoli, coliflor, guisantes, espinacas, maíz y judías verdes) tanto en su versión fresca como congelada. Los resultados han desvelado que no hay prácticamente diferencia en los contenidos de vitamina evaluados, y que, en los casos de diferencias significativas las verduras y frutas congeladas alcanzan valores superiores.
Unos resultados que corroboran los realizados hace dos años por la Universidad de California-Davis que, tras analizar el contenido nutricional de 2 frutas y 6 verduras frescas y congeladas (brócoli, espinacas, guisantes, judías verdes, maíz y zanahorias), no encontraron prácticamente diferencias en los niveles de nutrientes. Las conclusiones revelaron, además, que el contenido de vitaminas de los productos congelados era comparable, y en ocasiones superior, al de las frescas.
La clave está en el proceso de ultracongelación
El proceso clave que diferencia las verduras congeladas de las frescas es la ultracongelación al que son sometidas. Además de mantener su valor nutricional, detiene las enzimas características de los vegetales que alteran este alimento, permitiendo aumentar su vida útil y paralizando el desarrollo de microrganismos.
Y es que, tal y como añade el secretario general de ASEVEC “las verduras destinadas a la ultracongelación se recogen en su mejor momento de maduración, con todo su valor nutritivo. Unas propiedades que se mantienen minimizando al máximo el tiempo de recolecta y tratamiento, consiguiendo así que las verduras mantengan sus propiedades como si estuviesen prácticamente recién recolectadas.
Por lo que, la composición nutricional de las congeladas es igual que las frescas. Sin conservantes, ni aditivos o sal… convirtiéndolas en un producto clave para los hogares que, “permite llevar una dieta variada y saludable ya que se pueden conseguir en cualquier momento del año”, señala Álvaro Aguilar.
Otra de las ventajas que presentan estos productos es que, evitan el desperdicio alimentario y son medioambientalmente sostenibles. Su tratamiento permite que “lleguen al consumidor limpias, enteras o troceadas, por lo que no generan desperdicios y, además, son de uso fácil y rápido, ya que se presentan listas para cocinar”, concluye Aguilar.
Desde ASEVEC inciden en la importancia de incorporar a la alimentación diaria un mayor consumo de verduras, “como vía para mejorar dos de los grandes problemas actuales de salud, los malos hábitos alimenticios y el sobrepeso”, afirma el secretario general de la asociación.
La industria de la alimentación está en constante renovación, apostando por facilitar el día a día en los hogares. “En ese desarrollo de nuevos productos están las empresas de ASEVEC, dedicadas a fabricar verduras congeladas con el objetivo de ofrecer un producto de máxima calidad, saludable y clave en la dieta mediterránea”, concluye Álvaro Aguilar.