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Con el FreshQ de segunda generación de Chr. Hansen, son más las empresas del sector lácteo que pueden contar con la frescura natural y contribuir a la disminución del desperdicio de alimentos.
Desde que la empresa internacional de biociencia Chr. Hansen lanzó por primera vez su línea FreshQ hace unos cinco años, ha arrasado en la industria láctea mundial, obteniendo reconocimiento por sus excepcionales cualidades de protección frente a levaduras y mohos de forma totalmente natural, en consonancia con una marcada preferencia de los consumidores por las etiquetas limpias.
Ahora, los equipos de innovación y ciencia de Chr. Hansen lo han vuelto a hacer: han desarrollado una serie de nuevos cultivos sin igual FreshQ, aún más potentes que los de la primera generación y listos para ampliar su penetración en los mercados internacionales.
Ayudando a que los clientes elijan lo natural
«Nos alegra y enorgullece presentar más de 10 nuevos cultivos, que sin duda alguna abrirán la puerta a nuevos mercados y clientes», explica Peter Thoeysen, director de Marketing de Bioprotección de lácteos. «Se trata de una nueva generación que ofrece mejores soluciones. Los nuevos cultivos FreshQ son aplicables y están optimizados para bastantes más productos y aplicaciones (además del yogur, también el queso fresco, el kéfir, el queso quark y otros muchos productos lácteos fermentados); también tienen propiedades protectoras más fuertes que los hacen muy adecuados en regiones donde resulta complicado mantener la cadena del frío. Por último, representan una alternativa a todavía más productos químicos y conservantes artificiales que la primera generación; en consecuencia, podemos ayudar a que los clientes se decanten por lo natural», destaca.
Menos desperdicio de alimentos por su mayor vida útil
FreshQ funciona inhibiendo o posponiendo la proliferación de levaduras y mohos en los productos lácteos frescos. Según un estudio validado externamente, al aumentar la vida útil, FreshQ puede contribuir a disminuir el desperdicio de alimentos.
En la actualidad, el 17% de la producción de yogur en Europa acaba en la basura; en el 80% de los casos la razón es que se alcanza la fecha de caducidad en algún punto de la cadena de distribución. La ampliación de la vida útil en 7 días, que es una estimación prudente del posible efecto de FreshQ, se traduciría en la posibilidad de reducir el desperdicio de yogur un 30% solo en Europea.
La disminución del desperdicio no solo ha sido identificada por la ONU como objetivo mundial para el desarrollo sostenible, sino que también tiene gran importancia para los consumidores. Una ampliación modesta de la vida útil no choca con su preferencia por los productos frescos siempre que sea consecuencia de usar ingredientes naturales y si puede contribuir a disminuir el desperdicio.
¡Aproveche la bioprotección!
«La segunda generación de FreshQ supera algunas de las limitaciones que hemos identificado en la primera generación. En el desarrollo de los cultivos también nos hemos centrado en la selección de cepas que tengan un efecto mínimo en el proceso y ayuden a obtener el aroma deseado», explica Thoeysen.
«Lo que ofrecemos a los fabricantes de productos lácteos de todo el mundo es una ventaja competitiva sin poner en riesgo sus etiquetas; les brindamos la oportunidad de mantener la frescura y seguridad de sus productos durante más tiempo mediante el uso los recursos de la naturaleza. Eso no solo permite que los fabricantes de alimentos creen una gran experiencia de marca, sino que también aprovechen la bioprotección», concluye Thoeysen, refiriéndose al paraguas bajo el que Chr. Hansen reúne todas sus soluciones bioprotectoras para productos lácteos, carnes, salmón y ensaladas frescas.
La bioprotección es un faro estratégico dentro de la estrategia general «Nature’s no. 1» de Chr. Hansen. El año pasado el área de productos experimentó un crecimiento del 30% y las expectativas siguen siendo altas para el futuro.