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En los últimos 20 años se ha conseguido que los envases de metal cuenten con fáciles sistemas de apertura y sean un 33% más ligeros, con el consiguiente ahorro de materias primas y beneficio medioambiental.
El envase es con frecuencia un factor determinante a la hora de adquirir un producto junto con la calidad del mismo. El sector del metal es plenamente consciente de esta circunstancia y por ello lleva años innovando para crear nuevos diseños cada vez más ligeros, atractivos y cómodos para el consumidor, producidos de una forma eficiente y sostenible con el medio ambiente.
El envase metálico, avalado por más de dos siglos de historia, ha experimentado importantes avances y actualmente se presenta en una gama muy amplia de formas, tamaños y diseños. Latas de refrescos, conservas, aerosoles, bidones industriales… todos ellos han registrado importantes mejoras para responder a las necesidades de los consumidores con soluciones innovadoras.
Resistentes pero ligeros
Actualmente los envases metálicos son contenedores prácticamente irrompibles, resistentes a los golpes y capaces de soportar temperaturas y presiones extremas, lo que les hace únicos en el mercado. Los nuevos desarrollos tratan de garantizar esa resistencia y rigidez mientras se avanza en productos más ligeros.
Fruto de la importante labor investigadora, los envases de acero y las latas de aluminio son un 33% y un 28% más ligeras de lo que eran hace 20 años. En 1980 la tradicional lata de conservas tenía un espesor de 0,22 mm, frente a los 0,10 mm actuales.
Las latas de bebidas también son hoy mucho más ligeras: en 1973 uno de estos envases pesaba 38 gramos, mientras que hoy en día apenas llega a los 20 gramos. Aún existe margen de actuación en este campo puesto que la propia naturaleza del metal permite nuevas reducciones sin que se produzca merma alguna de sus propiedades. El sector está en continua innovación y a través del conformado de envases se está avanzando además en reforzar características como la resistencia mediante formas y pliegues en las paredes de la lata.
La progresiva rebaja de los espesores de los envases metálicos supone un menor uso de materias primas, así como reducir el consumo de energía y la generación de residuos, con el consiguiente beneficio para el medio ambiente. De hecho, la industria del metal está completamente volcada con el modelo de economía circular, que imita el curso de la naturaleza donde no existen desechos y todo se aprovecha.
Envases inteligentes
Los envases metálicos han evolucionado e incorporado importantes mejoras con cómodos y sencillos sistemas de apertura que han extendido su uso a prácticamente todos los ámbitos de la vida: desde una lata de conserva, a un desodorante, pasando por un bote de pintura.
Los progresos actuales han dado lugar además a envases cada vez más inteligentes, capaces de aportar información en tiempo real sobre la calidad o frescura de los productos, así como instrucciones sobre su consumo o manejo.
Los envases metálicos garantizan la inviolabilidad del producto y ofrecen plena seguridad a los consumidores. Ya es posible encontrar en el mercado envases con impresiones en relieve y con tintas fluorescentes y hologramas imposibles de reproducir, además de atractivas decoraciones que incluyen más de seis colores.
Son muchos los avances que la empresas asociadas a la Asociación Metalgráfica Española (AME) están incorporando para que el envase metálico siga siendo un referente y el sector sigue apostando por la I+D+i para buscar soluciones cada vez más atractivas para los consumidores y la industria y dar con el envase ideal para el futuro.