MIRANDO HACIA EL FUTURO

Dos son los aspectos que destacan en el primer número del año 2016. Por un lado, la automatización. En este competitivo mundo, la industria de alimentación y bebidas debe aclimatarse a los tiempos que vivimos.

Esto quiere decir que la llamada Industria 4.0 o fabricación del futuro tiene su implantación en el sector agroalimentario. No sólo hablamos de automatizar los procesos de producción, sino de otros aspectos de la cuarta revolución industrial. Por ejemplo, las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) pueden mejorar notablemente el rendimiento de una superficie cultivada gracias, entre otras cosas, al Big Data. La empresa Dinsa explica que esta tecnología permitirá aumentar la producción de alimentos con menos recursos y evitará los casos de cosechas perdidas debido a sequías, plagas, enfermedades, nevadas o lluvias torrenciales. También varios centros tecnológicos están trabajando en estas cuestiones que pueden mejorar notablemente la producción agrícola. Se trata, sin duda, de que la industria aproveche todas las ventajas que le puede dar este tipo de innovaciones tecnológicas, como los sistemas ciberfísicos, el IoT (Internet de las Cosas), la robótica flexible y colaborativa, la realidad aumentada, la visión artificial, o el cloud computing frente a sus competidores en los mercados interno y externo.