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El director general de Iberia de Infor, José Velázquez, analiza por qué el IoT (Internet de las Cosas), el ML (aprendizaje automático, Machine Learning), la trazabilidad y la transparencia van a reinar en 2021.
Los inéditos acontecimientos vividos en 2020 han obligado a los productores de alimentos y bebidas a poner sus negocios a prueba. Aunque parece que la incertidumbre va a perdurar durante un tiempo, las empresas se están moviendo hacia la posición más sólida posible, para aprovechar al máximo las futuras oportunidades y están poniendo especial foco en la aceleración del ciclo de lanzamiento al mercado de nuevos productos, así como en mejorar la calidad y seguridad de los alimentos y en la resiliencia de la cadena de suministro y el lanzamiento de modelos de omnicanalidad.
La excelencia operativa está llevando a muy buenos resultados en muchas de estas iniciativas, ya que las empresas buscan sobre todo la optimización de la eficiencia de los recursos, ya sean personas, energía, agua o de cualquier otra índole. En la agricultura, por ejemplo, la precisión es imperativa. Por lo tanto, las nuevas tecnologías como el IoT serán cruciales para facilitar la granularidad requerida para minimizar las mermas y maximizar la producción. (Sector agrícola: preparación para la disrupción en la cadena de valor alimentaria, McKinsey Quarterly, 2020).
Entonces, con esto en mente, ¿cómo se presenta el futuro para los productores de alimentos?
No hay duda alguna de que la nube va a experimentar un gran crecimiento como medio para crear solidez y agilidad. Francamente, no hay otra manera de dar respuesta a lo que demandan las empresas; es crucial para recopilar los datos de los dispositivos IoT y de la cadena de suministro extendida. No tiene mucho sentido tener las lecturas de temperaturas en una base de datos ERP estructurada y almacenada dentro de los cortafuegos de la empresa. Por eso tenemos un repositorio de almacenamiento o data lake en la nube y utilizamos servicios de inteligencia artificial y cloud computing para proporcionar inteligencia y hacer que los datos sean significativamente relevantes. Esto va mucho más allá de la instalación de un software. Lo que es inteligente hoy será superado mañana con una lógica aún más inteligente.
Una gran ventaja de la nube es tener a mano este tipo de tecnología como servicio en lugar de tener que hacer un proyecto de TI extenso para implementar algo que no se escalará. La nube también representa una oportunidad para implementar cambios más rápidamente en lugar de tener que realizar proyectos de migración técnica, que a veces requieren que los equipos den un paso atrás antes de poder seguir avanzando.
Muchos de nuestros principales clientes ya se han pasado a la nube o han dispuesto su viaje hacia ella. Creo que en 2021 muchas más empresas del sector alimentario se pasarán a la nube en la búsqueda por impulsar la excelencia operativa y blindar sus negocios ante lo que parecen ser unos futuros años inciertos.
Las empresas productoras de alimentos han experimentado un gran cambio en la demanda, con las entregas a domicilio tomando la delantera a restaurantes y supermercados. Es poco probable que esta tendencia vuelva a niveles pre-pandémicos, ya que los consumidores se han acostumbrado a pedir sus productos por internet. Ser omnicanal hace que la empresa sea menos vulnerable y le permite cubrir una parte más grande del mercado. Definitivamente, veremos a muchos productores de alimentos convertirse en omnicanales en 2021, implementado el ecommerce ya sea en forma de tienda en su web o conectándose a un mercado digital como Amazon.
Otro cambio importante es el reconocimiento de la marca. La marca es más poderosa cuanto mas exista una relación directa con el consumidor y no a través del minorista. Hoy en día los consumidores, si tienen alguna duda, no llaman al número de atención al cliente que figura en el envase. Las nuevas generaciones son impacientes, quieren hacer sus pedidos y que les respondan a sus dudas en el momento que mejor les convenga, incluso en mitad de la noche. Un ejemplo es cómo se está abordando esto es a través de chatbots, que pueden proporcionar al consumidor información sobre ingredientes o recomendaciones de preparación de alimentos. Esto también aporta una gran cantidad de datos sobre cómo utilizan y valoran los productos y alimentos. Esto evidentemente ayuda a conocerles mucho mejor y a impulsar la adapatacion y la innovación de productos.
A pesar de la necesidad de ser más eficientes y reducir las mermas, tanto alimentarias, como de agua y energía, solo el 6 % de los procesadores de alimentos afirma usar IoT (sensores y dispositivios para recabar datos en tiempo real), mientras que otro 12 % declara tener previsto explorar su papel en los próximos dos años. Un sorprendente 82 % aun no tiene ningún plan.
Hasta ahora solo hemos visto algunos ejemplos aislados, como por ejemplo el reconocimiento de imágenes en equipos de inspección, dispositivos IoT en agricultura o en líneas de producción. Sin embargo, parece haber pocos ejemplos de uso generalizado del IoT para impulsar las operaciones. Por ejemplo, las máquinas de producción tienen sensores para capturar una gran cantidad de datos como temperaturas y otros parámetros de calidad, pero todos ellos permanecen en la máquina, se pierden y no tienen mucho sentido una vez acabada la tirada de producción.
Las retiradas de productos son uno de los mayores riesgos financieros a los que se enfrentan las empresas de alimentación y bebidas. El proceso de retirada de productos en la industria alimentaria es muy costoso, de muchos millones de Euros, para cubrir actividades como la comunicación de la retirada en toda la cadena de suministro, recuperar y manipular el producto retirado, investigar el suceso e implementar acciones correctivas para prevenir su repetición. (Michael Koeris, Ph.D., "Los verdaderos costes soportados por la retirada de un producto de alimentación", Tecnología de seguridad alimentaria, 4 de septiembre de 2018).
Sin embargo, las investigaciones muestran que ninguna empresa afirma tener completamente digitalizado el seguimiento, la localización y la gestión de la calidad, y solo el 7 % dice que está "en gran parte" preparada. La mitad confirma que aún no es digital, mientras que el 43 % describe su estado en este campo como "limitado".
Esto subraya aún más que muchos datos residen en sistemas no conectados, como hojas de cálculo, sistemas de calidad dispares, sistemas de proveedores y dispositivos IoT dentro de aplicaciones aisladas.
La buena noticia es que en 2021 más productores de alimentos habrán allanado el camino al contar con una plataforma digital para capturar datos y conectarlos con las transacciones de su sistema ERP.
Una plataforma digital permite utilizar la tecnología IoT de una manera más integral. El primer beneficio de esto es que las posibles retiradas serán más rápidas y específicas, con la capacidad de identificar y analizar de inmediato la causa raíz del problema. El segundo es que los datos se pueden utilizar para tomar decisiones y inteligentes y rapidas. Un buen ejemplo de esto es disponer de información sobre los envíos transoceánicos de productos agrícolas, no solo con respecto a su hora estimada de llegada, sino también a las condiciones de almacenamiento durante el transporte, de modo que la calidad y las fechas de caducidad se puedan predecir con mayor precisión. Esto extiende el control de la cadena de suministro más allá de las cuatro paredes de la fábrica y utiliza datos desde la granja hasta la mesa para aumentar la calidad y la productividad, reducir el desperdicio y minimizar los riesgos de seguridad alimentaria. A su vez, puede convertir los desafíos en una ventaja competitiva.
Otras aplicaciones utilizan el reconocimiento de imágenes y el aprendizaje automático para determinar dinámicamente la calidad de los ingredientes recibidos y utilizar este dato para determinar el precio de compra. Uno de nuestros clientes ya está utilizando reconocimiento de imágenes y el aprendizaje automático para determinar los grados de grasa y músculo de las carcasas de animales, lo que fija el precio para el ganadero.
Algo que podría tener un gran impacto en la seguridad alimentaria sería el uso de sensores de IoT para verificar si el equipo está limpio, y activar, según los resultados, una orden de limpieza para evitar riesgos de contaminación, lo que nos lleva a la próxima gran tendencia que probablemente veremos en 2021.
Una de estas ventajas es la transparencia. Los consumidores buscan cada vez más información detallada sobre los productos para ayudarles a tomar sus decisiones de compra: el 67 % afirma que quiere saber todo lo que se incluye en los alimentos que compran. El 46 % confirma que las informaciones incluidas en los productos alimentarios tienen una influencia directa en sus decisiones de compra.
En respuesta a esto, el 23 % de las empresas planea proporcionar a los consumidores información sobre el origen del producto a través de una plataforma digital en los próximos dos años y el 15 % afirma contar ya con una en funcionamiento.
Para el 62 % restante, es importante informar y demostrar a los consumidores los esfuerzos que se están haciendo respecto a las iniciativas de sostenibilidad. Cada vez hay más minoristas presionando a los productores para que proporcionen información. Por ejemplo, desde Tesco se solicita a la cadena de suministro informes sobre el desperdicio alimentario y Aldi presenta su Código de Transparencia Aldi para restaurar la confianza en categorías de alimentos como la carne, que exige que los procesadores proporcionen información sobre su origen, para que el consumidor pueda ver de qué granja proviene.
En 2020 también vimos cómo GS1 Digital Link, Walmart y Carrefour realizaron una prueba piloto para algunas categorías de alimentos y la apertura de GlobalGAP GGN a los consumidores. En 2021 y años posteriores veremos que esto se ampliará a más categorías de productos y se utilizará como una forma de diferenciar a los productores y demostrar la sostenibilidad de la cadena de suministro. Esto implica un control extendido de la cadena de suministro desde la granja hasta la mesa y la identificación de factores como si el cultivo está realmente libre de OGM o qué tipo de protección se ha aplicado.